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E-CnE - Fall in Love.

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Aimare's avatar
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-Y esto así… y ahora pongo esto… ¡Sí! ¡Acabé!-murmuré mientras enviaba el comentario. Cogí mi lata de refresco y me bebí de un trago lo que quedaba. Luego, me estiré y me levanté.


Sinceramente, no sabía tan siquiera si me iba a contestar, pero por intentar no pasaba nada, ¿verdad?Sí, eso es lo que me decía siempre mi padre: "no puedes saber lo que va a pasar hasta que lo intentas." Ahora ya no me lo dice, porque, oh, bueno, no está conmigo; si no en un lugar muy muy lejano. Y me gustaría verle, después de ese maldito accidente que nos amargó la vida en nuestra familia. ¡Pero no es hora de pensar en eso! Iba a conocer a una persona que realmente me interesaba, ya que le comprendía lo suficiente bien como para poderla ayudar y animarla. No sabía ni cómo era, pero no me molesta. La apariencia es lo primero que se ve, sí, pero luego lo que realmente cuenta es su interior y sinceramente, lo veo como el de una niña desprotegida que necesita a alguien que esté a su lado. ¿Y adivinas qué? ¡Ese seré yo! No siento nada especial por ella, pero algo llamaba mi atención. Estaba en mi mundo, cuando noté que unas manos se posaron en mis hombros, dándome un susto de muerte.


-Hikaru ~ Hikaru ~ ¿Qué haces? Me aburro mucho…-susurró mi hermano mediano. Su voz era bastante reconocible para mí. Suspiré, me solté de sus manazas y le miré.

-¿Y a mí que me cuentas? Además… ¿¡Por qué has hecho eso!? Se llama a la puerta y luego pides permiso.

-Hice eso, lo que pasa que mi hermanito estaba demasiado ocupado hablando con alguien, ¿a que sí?
-y se empezó a reír.


Hinché los mofletes, crucé los brazos y me sonrojé mientras apartaba la mirada. Aunque parezca mentira, nos llevamos bastante bien y le encanta molestarme. Luego le devuelvo lo que me hace y me castigan, pero no me importa.


-¿Jugamos a algún videojuego?

-Lo siento, no puedo, tengo que estudiar.



Mentira, y de las grandes. No me molesta estudiar, es más, me encanta aprender cosas nuevas, pero había acertado en lo anterior y no tenía ganas de echarme a pensar sobre lo que puedo sentir.


-Pero si no tienes que estudiar nada...

-¡Sí, si tengo que estudiar! ¡Ahora largo!


Lo empujé fuera de mi cuarto, cerrando la puerta con un portazo que se debió de escuchar por toda la casa. Supongo que Tamaki lo habrá tolerado, pero cuando se entere que fui yo sin motivo aparente, me regañará como hace siempre. Él se había convertido en la cabeza de familia después del devastador incendio de hace un año. Le afectó mucho y no aguanta ninguna estupidez, o al menos, así lo llama. Kaoru es mucho mejor, ya que hace un mínimo de conocimiento para intentar averiguar que me pasa y así ayudarme. Evidentemente, me está pillando continuamente, así que le conté todo lo que ocurría y me dió el visto bueno. Sabe por qué me comporto así, por qué miento, por qué me comporto así; no obstante, no lo admitiré, por lo menos, hasta que Tamaki me pida perdón o algo parecido.


--


Llega el viernes…


-¡Hikaru!-gritó mi hermano mayor.-¿¡CÓMO QUE VAS A SALIR PORQUE HAS QUEDADO!? ¡Debes hacer lo que prometiste!


Blablabla, siempre lo mismo. No me dejaba intimidad y tampoco podía hacer lo que quisiese. Si tan importante es para él, pues que se encargue él cuanto antes, ¿no? Le ignoré y me puse los zapatos. Quería irme cuanto antes.


-¡No te vas a ir!-me agarró de la camiseta-Sólo pido que me hagas un poco de caso, maldita sea.
-Y yo sólo quiero que me dejes hacer lo que quieras, egoísta.



Se empezó a enfadar. Lo noté, porque me soltó, tirándome y dejándome enfrente de él, para luego, recibir un tortazo bastante fuerte, de esos que escuchas a miles de kilómetros. La prueba era de que Kaoru había venido a defenderme. Se puso en medio de los dos para separarnos.


-Venga, venga, no discutáis. Yo me encargaré de cualquier cosa que tenga pendiente.


Aunque nos miró a los dos bastante mal, se conformó y se fue de nuevo a su despacho. Viejo cascarrabias. Sólo tienes veinte años y pareces un anciano de estos estresados que no hacen nada. Miré a Kaoru como si le dijese "gracias" y me fui rápidamente antes de que la cosa empeorase. Cuando llevé una distancia considerable, fui deteniendo el paso poco a poco, hasta pararme delante de una tienda y verme reflejado en el escaparate de una tienda. No me parezco nada a ninguno de mis hermanos, casi que parezco adoptado. Mientras que mi horrible hermano mayor tenía el pelo corto, con el color parecido al carbón, era bastante alto y además, robusto; con los ojos amarillos y mi hermano mediano, el cabello lo llevaba algo más largo y revuelto; de un color marrón, ojos azules y era algo más alto que yo, pero poco más.


Yo era todo lo contrario. Me quité el gorro para verme mejor. Mi pelo era anaranjado, con bastante pelo amontonado que ni un peine con poderes podría ordenar; era de una altura media y me daba igual lo que decía la gente de mí. Soy lo contrario a ambos. Además, algo solía contrastar y la gente me miraba mal por ello. Mis ojos son de color morado muy brillantes. Nací así y nadie me cree. Volví a ponerme el gorro cuidadosamente, acomodando el pelo para que no me hiciese daño. Asentí, con seguridad en mí mismo y fui al lugar acordado.


--


Me gusta este lugar, es bastante tranquilo y podías esperar a alguien, apoyado en la vieja barandilla, mirando al océano. No tardaría mucho en anochecer y las vistas deben ser fantásticas. Suspiré y me acurruqué. El aire acompañaba a esta magnífica tarde y me estaba quedando dormido, hasta que una voz me "despertó".


-Perdona… ¿Acaso eres…? Esto…


Ni me giré, se me habían ido las ganas de todo. Si me anima descubriendo quién soy a lo mejor le mostraba una de mis mejores sonrisas. Tardó un momento cuando se dio cuenta de mi adorable gorro.


-¡Eres tú, sí! Cuando dijiste lo de, "cuando me veas sabrás que soy yo", te referías a tu gorro, ¿verdad?-Y cuando dijo eso, me volteé, sonriendo, para mirarla y ver como es.





Ugh...


Me sorprendí. Realmente lo hice. ¿Cómo lo diría…? Ella era… adorable. Tenía el pelo corto, hasta los hombros, de un color marrón oscuro. Era algo más baja que yo, cosa que me alegraba demasiado. Estaba harto de ver gente muchísimo más alta que yo. Usaba una camiseta de un color mezclado entre púrpura y rojizo, acompañada de unos pantalones grisáceos y amarillos, cortos. Además, usaba una bandolera parecida a la mía y llevaba alrededor de la cadera, una chaqueta morada atada. Entonces, la miré fijamente a los ojos. Una luz verde irradiaba en ellos, como si fuese un rayo de esperanza. Parecían tristes y estaban algo oscuros, haciendo que sobresaliese aquella iluminación de anhelo. Por ello, me sonrojé un poco y mi corazón latió algo más deprisa.


-Correcto, me alegro que me hayas descubierto.-respondí, lo más serio posible sin tartamudear. Me estaba poniendo nervioso.


-Ahora desembucha, dime tu nombre.


Caray, realmente tiene personalidad y es una borde como aparenta ser con los desconocidos. Sí, todo lo que he pensado sobre ella ha sido verdad. Puse mi mano sobre su cabeza.


-Tranquilidad. No te preocupes, no te voy a hacer nada, es más, como ya te dije, he sufrido por lo mismo. Con motivos diferentes, pero bueno, prefiero no hablar de ello todavía.-hice una pequeña pausa-Me llamo Hikaru Niwa.


Se sorprendió al decir mi apellido. No se debía de esperar, que el hijo menor de una empresa que es solamente reconocida por aquí y que un día, por las buenas, empieza a decaer porque el jefe murió. Y sí, la máxima autoridad era mi padre. Falleció a causa de un incendio que ocurrió en nuestra antigua casa, por salvarnos a todos, que fue provocado por alguien, y no sabemos aún por quién. Nunca me perdonaré que diese su vida por rescatarme de las llamas, así que para olvidarme de eso, me empecé a reír, alejé mi mano de ella y me giré, para evitar hacer algo involuntario.


-Sé perfectamente lo que estás pensando. Sí, soy de esa familia, aunque parezca mentira. En fin, ¿vamos a dar una vuelta?-Vino a mi lado, así que lo tomé como un sí. De casualidad no me puse más colorado.

-Sólo para confirmar. ¿Te llamas Honoka Akari, verdad?-más bien era por sacar un tema de conversación. Si de algo me fío, es de mi memoria.

-Correcto.

Intento fallido. Se formó un silencio incómodo bastante grande. Bien, Hikaru, no te pongas nervioso y recuerda dónde estás y los sitios que hay cerca. A ver… bares, restaurantes, tiendas… pero eso es muy ruidoso, descartado. Templos, montañas, un mirador… Espera. Aquél mirador casi siempre está vacío y hay un bonito bar con unas vistas preciosas. Seguro que es un sitio que le gusta.


-Esto… Espero que no te moleste, pero, ¿a dónde me llevas?


Simplemente, la agarré de la mano sin darme cuenta para que me siguiera obligatoriamente al lugar que había pensado.

-¡Tú no te sueltes y lo descubrirás!


--


No tardamos en llegar y recordé que tenía a alguien que no era mi… novia… de la mano. La solté, antes de que me matase por hacer eso.


-¿El mirador? ¿Pero no está cerrado?-parecía extrañada.

-¿Debería?


Entré como si nada y empecé a subir las escaleras. Ella me seguía muy de cerca, como si tuviese miedo de que saliese un asesino en serie, como en las películas. Pobrecita. Llegamos al techo y se quedó maravillada con las vistas. Fue corriendo al borde del lugar para poder ver mejor el lugar.


-Es… es… fantástico.

-Me gusta venir aquí cuando me pasa algo o recuerdo cosas malas.
-añadía, mientras me acercaba a ella.


Me miró preocupada. Huy, creo que eso no debí de hacerlo dicho, pero bueno, ya no se puede retirar.


-¿Te ocurrió algo?

-Peleas entre hermanos
-me reí-Solamente eso.

-Antes recordaste a tu padre y dicen que estabais muy unidos…



Tocado y hundido. No me conoce de nada y ya sabe mi punto débil. Me puse triste de repente y lo notó.


-¡Lo siento! No debí haber dicho eso.

-Bah, da igual.
-sonreí lo más feliz que podía mostrar en este momento-¿Y a ti te han ido mejor las cosas? Venga, cuéntame todo y te ayudaré en lo que pueda.


No parecía divertirle hablar de sus problemas, pero lo comprendo, todos queremos tener un mínimo de intimidad y nadie lo cumple.


-Las bestias han estado un poco más pacíficas y me empecé a juntar con Mizuki, la chica que trataban mal y eso. Supongo que ha mejorado un poco.


Mi vida también ha mejorado al verte en persona, pero claro, no te lo voy a decir de la nada porque me tomarás de un psicópata. Seguimos hablando de cosas un poco más alegres y se nos pasó el tiempo rápidamente. Ya era tarde y había que volver. Pero decidí acompañarla a casa por tres motivos: el primero sería ver donde vivía, el segundo, que tardaría en volver a casa y el tercero, que si pasa algo, ahí estaré yo. Su hogar no estaba muy lejos y al pasar por una tienda de animales, ella se paró, mirando el escaparate.


-Espera un momento…-murmuró y entró. Yo le seguí.


Era un lugar bastante grande en el que habitaban distintas mascotas, y Honoka fue directa al fondo, donde estaban los roedores.


-¿Tienes ya el dinero, Akari?-preguntó el encargado de la tienda. Ella negó con la cabeza, tristemente.-Es una pena, no creo que le quede mucha vida.

-Lo compro yo, con todas las cosas necesarias para que viva bien.



Honoka me miró incrédula por lo que acababa de decir. Oh, no me importaba. Lo tomaré como un favor y un regalo de agradecimiento.


-¿Estás seguro?-cuestionó el tendero. Afirmé con la cabeza.-Pues nada.


Fue a coger al hámster que ella eligió y a preparar la jaula, la comida, los bebederos y demás cosillas para que el pobre animal viviese el resto de su vida, feliz, con alguien genial. Pagué lo que me dijo y se lo di a Yousei.


-Ahí tienes.

-Pero…

-Lo querías, ¿no? Pues ya está. No te preocupes por nada.



Miró hacia otro lado y creo que se ruborizó un poco.


-Gracias…

-Ahora, volvamos.


Entonces nos dirigimos a su casa y me despedí de ella.


--


Nada más llegar a mi hogar, fui en busca de Kaoru; y por lo visto, él también esperaba con ansias que volviese. No le dejé hablar ni preguntarme nada.

-Kaoru, tenías razón. Me he enamorado.
:iconderpinaplz: Hikaru, Y U NO existes.

:dummy: Seguiiiimos con la parejita. :3
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SakuraWakane's avatar
Cada vez quiero seguir leyendo más y más de esta historia, cada capi te va quedando más genial.